En los años que marcaron la transición entre 2019 y 2020, Bolivia experimentó un profundo cambio en su liderazgo político y social. Este período de transición trajo consigo dos ejemplos notables de figuras que emergieron como líderes con visiones y enfoques distintos a los que habían predominado anteriormente.
Orlando Gutiérrez: Rompiendo el Culto a la Personalidad
Uno de estos ejemplos es Orlando Gutiérrez, un dirigente minero cuyas intervenciones públicas pusieron de manifiesto su crítica hacia el modelo de liderazgo centrado en la personalidad, que había caracterizado al Consejo Nacional del Cambio (Conalcam) y al liderazgo de Evo Morales. Gutiérrez no solo protestaba contra la dinámica del Conalcam, sino que también cuestionaba la creciente tendencia hacia el culto a la personalidad en la política boliviana.
Sus discursos, particularmente durante las protestas de agosto de 2020, marcaron un cambio político evidente. En ese momento, el Conalcam ya no tenía el mismo peso y el liderazgo de Evo Morales se había debilitado. Esto sugería que el cambio de liderazgo se había gestado antes de la crisis, posiblemente durante los años previos, cuando las disputas dentro del Conalcam y la crisis en el Fondo Indígena señalaban una crisis más profunda en las organizaciones que respaldaban el proceso político.
Eva Copa: La Nueva Generación al Frente
El segundo ejemplo es Eva Copa, una joven dirigente que asumió la presidencia del Senado a la edad de 32 años en 2019. Copa lideró la resistencia al gobierno de Jeanine Áñez y desempeñó un papel fundamental en la convocatoria de elecciones y otras acciones destinadas a restaurar la democracia. Su liderazgo marcó una ruptura con Evo Morales, quien intentaba influir en la resistencia desde el extranjero.
Eva Copa y otros líderes comenzaron a cuestionar el control que Morales ejercía sobre la selección de candidatos en las elecciones de 2020, lo que generó tensiones dentro del Movimiento al Socialismo (MAS). La elección de Eva Copa como alcaldesa de El Alto y su abrumadora victoria electoral marcó un hito en esta escisión de la representación del bloque popular.
El Cambio que se Incubó desde 2015
Este cambio en la dirigencia no fue repentino, sino que se incubó a lo largo de los años, probablemente desde 2015 o 2016, cuando se planteó la idea del referéndum para la reelección presidencial. Esta propuesta se originó en el Conalcam y sentó las bases para la ruptura posterior. La lucha por el liderazgo y la representación política se intensificó, lo que finalmente culminó en un cambio de liderazgo a partir de 2020.
El Futuro del Congreso y la Polarización Política
En cuanto al futuro del congreso, parece poco probable que haya una mayor diversidad de opiniones, ya que está fuertemente influenciado por la línea de apoyo a Evo Morales y su candidatura. El congreso se convierte en un espacio de demostración de fuerza, donde se marcará quiénes están a favor y quiénes en contra de Morales.
El Cabildo del 17 de Octubre: Un Punto de Inflexión
El tercer efecto importante será el cabildo convocado para el 17 de octubre en El Alto. Este evento probablemente reflejará las diferencias ideológicas y políticas en juego. La fecha tiene un significado simbólico ligado a la historia de Bolivia, recordando momentos cruciales como el derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003 y la lucha por la asamblea constituyente y la recuperación de los recursos naturales.
En resumen, el cambio de liderazgo que se vivió en Bolivia entre 2019 y 2020 marcó un punto de inflexión en la política del país. Este cambio no solo se manifestó en nuevos líderes como Orlando Gutiérrez y Eva Copa, sino que también trajo consigo una mayor polarización política y un cisma dentro del MAS. El futuro político de Bolivia parece estar en manos de una nueva generación de líderes que buscan definir el rumbo del país en un escenario político en constante evolución.